El 28 de marzo de 1934 el almirante estadounidense Richard
Byrd estaba de pie frente a su refugio antártico, viendo cómo dos tractores
rojos desaparecían en el vacío de la barrera de hielo de Ross. Era su segunda
expedición al continente blanco y el aviador y explorador polar había decidido
vivir solo, en una aislada base, para estudiar el clima durante el invierno. No
vería tractores ni ningún otro indicio de humanidad por más de cuatro meses.
Byrd escribió en su diario que al perder de vista a los vehículos, "las
cosas del mundo se redujeron a nada".
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La persona más sola del mundo
Antártica: ¿cómo se vive en una de las zonas más remotas del
mundo?
¿Cómo se puede sobrevivir al aislamiento forzoso?
Esa es una sensación que probablemente se vea magnificada en
futuros viajeros a Marte o a otros planetas más lejanos. A medida que sus naves
espaciales aceleren hacia nuevos mundos, la Tierra se reducirá primero a una
pequeña mancha azul, antes de desvancerse entre las constelaciones.
Sabiendo que las misiones serán cada vez más largas, las
agencias espaciales están sirviéndose de estudios sobre la vida en las bases
antárticas para desarrollar formas de mantener a los astronautas cuerdos.
También están poniendo un especial énfasis en la selección y compatibilidad de
los miembros de las tripulaciones, además de fijarse en posibles soluciones
tecnológicas. A modo de servicio para los futuros viajeros espaciales, aquí les
ofrecemos cinco consejos para mantener a raya a la soledad fuera de la Tierra
1) Llévate bien con tus compañeros de tripulación
Se acabaron los días en que los hombres de fuerte ego y
carácter eran considerados "de buena madera". Ahora, para ser
seleccionado para un viaje espacial tendrás que tener algunos de los atributos
que más valoran los gerentes de recursos humanos, como ser alguien que trabaja
bien en equipo. Los psicólogos espaciales rusos llegan incluso a analizar el
lenguaje corporal y tono de voz de los candidatos para asegurarse de que serán
compatibles entre sí.
Al Worden
Al Worden, quien piloteó el módulo de comando del Apollo 15,
es un experto en la soledad del espacio.
El arquetipo de camaradería espacial fue el de la
tripulación del Apollo 12: Charles Conrad, Alan Bean y Dick Gordon, quienes
pasaron la mayor parte de sus horas juntos, llegando incluso a manejar los
mismos automóviles. Las tripulaciones más disfuncionales fueron probablemente
las de las misiones Shuttle-Mir (colaboración entre transbordadores de EE.UU. y
la estación espacial rusa) de los años 90. Con su limitado manejo del idioma
ruso los primeros enviados de la Nasa se sentían aislados de sus compañeros. A
eso se sumaron cortes de energía en la estación Mir, un incendio y el choque
con una nave de reabastecimiento, pero todo fue exacerbado por una ruptura en
las relaciones entre los controladores y los jefes en tierra.
Esos problemas pueden hacer que la tripulación sienta que no
se los tiene en cuenta e inclusive puede llevarlos a un leve estado de
paranoia. Tres astronautas que visitaban la estación Skylab en 1973-74 se
declararon en huelga por la carga de trabajo que se les había asignado. Algo
semejante ocurrió en la Tierra, hace pocos años, entre jefes con base en Reino
Unido y el personal de una base en la Antártica británica; un conflicto que
requirió una rápida cintura diplomática para recomponer relaciones.
Una estrategia alternativa es desarrollar un clima ameno de
trabajo sin volverse amigo de los colegas. Después de todo, se trata de una
tripulación, no de un grupo de amigos de vacaciones. Este es el enfoque que
recomienda el piloto del módulo de comando del Apollo 15 Al Worden. "La
relación tiene que ser profesional", dice. "Tienen que haber alguien
que comanda, y tiene que haber gente trabajando para (esa persona) y se tiene
que mantener ese estatus durante el vuelo si se quiere mantener una mínima
salud mental".
clic Lea: Al Worden, la persona más sola del mundo
2) Hazte amigo de un robot
Kochi Wakata y Kirobo
El astronauta japonés Kochi Wakata y su amigo robot, Kirobo.
Digamos que no te estás llevando muy bien con tus compañeros
de misión. ¿Qué tal un cibercolega? La ciencia ficción nos ha dado una larga
lista de robots listos para compartir emociones humanes, como K-9 de Doctor Who
o el afable C3PO de la "Guerra de las Galaxias". En la actualidad los
astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) comparten el lugar con
Robonaut 2, un torso humanoide de cabeza dorada montado sobre un poste. La idea
es que con el tiempo los robonautas sean capaces de llevar a cabo tareas
repetitivas que requieren precisión, sin cometer el tipo de errores que cometen
los humanos.
El más simpático robot hoy día puede ser Kirobo, que mide 34
cm de alto, habla y se sumó hace poco a la tripulación de la EEI. Fue diseñado
con el objetivo de ofrecer apoyo emocional al astronauta japonés Kochi Wakata.
El robot es capaz de reconocer a su amo y responder a sus órdenes.
Japón ha estado experimentando durante varios años con
máquinas capaces de ofrecer algo cercano a respuestas emocionales. Mi favorita
es Paro, que vi por primera vez en una visita a Japón en 2005. Al levantarla,
esta suave e irresistible versión cibernética de un cachorro de foca, emite
unos suaves grititos.
Paro
Paro, la foca robot.
La idea detrás de la foca robot es que ayude a mejorar la
calidad de vida de personas internadas en centros de salud, especialmente
personas mayores que se sienten solas o padecen demencia. Muchos hospitales
utilizan perros para ayudar a los pacientes a recuperarse, y los investigadores
que desarrollaron Paro aseguran que una mascota robot puede ser igual de
efectiva; al menos en ciertas situaciones, como ayudar a reforzar funciones
cerebrales en adultos mayores con problemas cognitivos. Cualquiera que haya
tenido la oportunidad de acariciar a Paro y sentido cuán fácil es olvidar que
sus ojos son de plástico, su piel sintética y sus gemidos generados por un
microprocesador, podrá imaginar con facilidad que Kochi, el astronauta, no
encontró dificultad en adaptarse a Kirobo, a verlo como uno más de la
tripulación.
En el futuro inmediato será impracticable llevar al espacio
un gato o un perro de verdad -además de ser poco práctico-, al menos hasta que
alguien invente la gravedad artificial. Así que una mascota robot parece ser
una buena idea.
3) Intenta mantenerte en contacto
Es posible que cualquier persona sensata considere que
Clouds Across the Moon, de Rah Band, sea una de las peores canciones pop de los
80. El tema habla de las dificultades del protagonista de mantener una
conversación con el comandante Johnson, en el vuelo 247 a Marte. Aunque el
viaje de Johnson es al Planeta Rojo, inclusive los astronautas que están más
cerca de casa encuentran dificultades a la hora de comunicarse con la Tierra.
Aún estando en órbita alrededor de nuestro planeta, donde no hay demoras, la
mayoría de la conversaciones en audio y video se dan en horarios fijados por el
equipo en tierra y a veces sucede que conversaciones que deberían ser privadas
son escuchadas por terceros. El correo electrónico les ha hecho la vida más
fácil pero también puede ser interceptado.
Cohete Soyuz
Hoy los viajes son a distancias en las que aún se puede
hablar con la Tierra.
En cualquier caso, los astronautas que han pasado largos
períodos en el espacio sugieren que es extremadamente importante mantener los
lazos emocionales con la gente en tierra. Unas fotos de casa, una respuesta en
Twitter o una charla con un entusiasta de radio de onda corta pueden hacer una
gran diferencia en el estado de ánimo de un astronauta. También ayuda, en el
caso de la EEI, que todas las comunicaciones son a través de individuos
llamados "comunicadores de cápsula": habitualmente son también
astronautas y pueden entender qué les está sucediendo a sus compañeros que
están en el espacio.
Las comunicaciones con una nave en viaje a Marte serán mucho
más difícil. Los astronautas en la EEI están tan sólo a 350 km de la Tierra,
así que tampoco hay demoras en la comunicación. Marte, por el contrario, está a
un promedio de 225 millones de kilómetros, una distancia que puede llevarle 22
minutos a una señal de radio. Será entonces imposible mantener conversaciones
de ida y vuelta, con lo cual es probable que los intercambios de correo
electrónico y redes sociales se vuelvan indispensables.
4) Mantente ocupado
Hasta hace poco un vuelo hasta la EEI llevaba casi tres días
en una estrecha cápsula rusa Soyuz. Un astronauta europeo que pasó por esta
experiencia (y prefiere no revelar su nombre) dice que lo peor es el
aburrimiento. Luego del entusiasmo de los días previos al despegue y la
excitación del lanzamiento, se encontró atrapado en una lata sin nada que
hacer.
Cápsula Soyuz
Es difícil imaginar qué se puede hacer dentro de una de
estas cápsulas Soyuz.
Quienes participaron de la misión Mars500 experimentaron una
sensación similar. Aunque el viaje de 520 días y el aterrizaje fueron simulados
y tuvieron lugar en una maqueta de una nave espacial en un suburbio de Moscú,
la tripulación tenía muchas actividades para mantenerse ocupada. Fue en el
viaje de regreso, habiendo completado el objetivo de la misión y sin mucho que
hacer, que llegó el aburrimiento.
Los exploradores antárticos confinados en invierno en sus
refugios han tenido que lidiar con el mismo problema. En el viaje del capitán
Scott de 1910-1912 los miembros de la expedición se pasaron el invierno
reparando su equipo, jugando, tocando música e incluso publicando su propio
diario. Hoy en día el personal que se encuentra en Antártica ocupa el tiempo
libre con pasatiempos como la fotografía, el arte o la música. Los conciertos
de invierno son muy comunes.
Así que aprende a tocar un instrumento o a cantar y súmate a
los primeros músicos espaciales, rebosa de contenido tu lector de libros
electrónicos (no olvides el cargador) o pasa tu tiempo libre con una cámara en
las manos, tomando imágenes de las vistas.
5) Disfruta de tu propia compañía
Si necesitas tener una constante interacción social es
posible que el espacio no sea para ti. Cualquiera que pasa un tiempo importante
fuera de casa aprende a disfrutar de su propia compañía y de la privacidad de
tener su espacio propio. Aún en la relativamente menuda EEI hay lugares donde
estar solo, desde los pequeños compartimentos de los que se apropian los
astronautas hasta módulos desocupados. Para algunas personas el problema puede
no ser la soledad sino el exceso de compañía.
El capitán Scott en
Atártica, circa 1911
El capitán Scott simplemente pasando el tiempo en Antártica.
Al Worden tiene este consejo: "Tienes que mantener la
distancia entre las personas. Si llegas a un punto en un vuelo en que tienes
que descansar, no hacer nada por un rato, necesitas saber que puedes estar solo
sin sentirte obligado a hablar con todo el mundo".
¿Cómo le fue entonces al almirante Byrd en su refugio
antártico? El capítulo de su libro que narra los sucesos de principios de junio
llevar por título "desesperanza". Cuando un grupo que venía a tomar
su lugar lo encontró, finalmente, el 11 de agosto, se encontraba en muy mal
estado, débil, abatido. Él mismo describe como "en ese milagroso instante,
toda la desesperanza y sufrimiento... desapareció y me sentí como si hubiera
vuelto a nacer".
Así que si acabas de aceptar un viaje de ida a Marte, tal
vez te interese conseguir una copia de “Solo” (Alone, en inglés), su relato de
cómo logró soportar los largos y oscuros silencios de la noche antártica.
Además, hazte amigo de otros astronautas, practica conversar
con robots, cultiva tus habilidades en redes sociales, interésate en un
pasatiempo y aprende a disfrutar de tu propia compañía.